Premio a la Excelencia Profesional 2017: Marisol Jorquera, de Avery Dennison

15/11/2017

Se tituló como tecnóloga en alimentos, pero las vueltas de la vida la llevaron a trabajar en una imprenta. De eso han pasado 24 años y hoy, con una marcada experiencia hacia la calidad gráfica y la atención técnica de clientes, Marisol Jorquera se declara sorprendida y orgullosa de ser reconocida con el Premio a la Excelencia Profesional 2017.

“Me fui armando en el área gráfica ya estando en la gráfica. Como la formación en el área de calidad la tenía, entonces la fui complementando”, explica Marisol, quien cuenta que al comenzar a trabajar en imprenta Toprint, en 1993, tomó todos los cursos y diplomados que pudo para prepararse. Incluso comenzó a motivar a sus compañeros para sumarse también y continuar capacitándose permanentemente, lo que considera clave para su trabajo.

Durante cuatro años fue parte de Etiprak, donde también obtuvo importantes logros profesionales, y luego, en 2008, llegó a Avery Dennison. Ahí, su labor la ha llevado a generar una relación de confianza con los clientes de la compañía, a quienes debe dar soporte de pre y post venta, entregándoles sugerencias, recomendaciones y capacitación, en un trabajo conjunto y permanente.

La clave, dice, es la perseverancia.

“Busco siempre mantenerme activa, escuchar la información que me están presentando los clientes y no dejar cabos sueltos, sino que siempre estar presente con ellos, para darles una solución. Estar siempre presente y perseverando”, recalca.

Sobre el reconocimiento, confiesa que fue inesperado. “Nunca lo había pensado”, reconoce, y cuenta que el hecho de que la gente a la que atiende haya reconocido su función la hace sentirse “súper orgullosa de lo que he estado haciendo y me da mucha satisfacción saber que con esta labor de todos los días he ido sembrando y hoy hay una bonita cosecha”.

Marisol destaca que parte importante de este logro ha sido gracias al apoyo de su familia, compuesta por su esposo y sus dos hijas, además de sus padres. Sus hijas ya están grandes, la mayor va a la universidad y la pequeña se apronta a terminar el colegio, pero muchas veces tuvo que dejarles una foto para que no la olviden, cuenta bromeando. Sin embargo, cree que el esfuerzo y las horas dedicadas han valido la pena.

“La gráfica te encanta, te atrapa y es muy bonita. Cuando uno está adentro, inmerso en este mundo se da cuenta de todas las cosas que dependen de ella”, comenta, pero recalca que lo principal siempre es el trato humano. “Tenemos mucha tecnología, mucha maquinaria, pero aquí las cosas las hacen las personas”.