Etiquetas de vinos: experta destaca tendencias y cambios en la información obligatoria

Las soluciones autoadhesivas para envases, como las de Avery Dennison, deben ayudar a diferenciar las bebidas en las góndolas, tener aspectos sensoriales y ser resistentes al agua; etiquetas de bebidas exportadas a la Unión Europea deberán seguir nuevos parámetros de información.

22/07/2024

En los últimos años, las etiquetas han evolucionado para cumplir una serie de funciones que van más allá de proporcionar la información principal del producto. Además de ser resistentes, la aplicación de etiquetas diferenciadas, que ayudan a transmitir la historia de las marcas y todo su potencial creativo, es una tendencia creciente, especialmente en el sector de vinos y espumantes.

Así lo afirma Keyse Marques, Gerente de Desarrollo de Nuevos Negocios de Avery Dennison, líder mundial en ciencia de materiales.

“La etiqueta es un elemento fundamental en el proceso de compra, especialmente en el caso de los vinos, cuyo público es más atento y exigente respecto a la calidad de estas bebidas. Las etiquetas táctiles y sensoriales ayudan a despertar diferentes sentidos en los consumidores, permitiendo a las bodegas superar los aspectos visuales”, afirma.

“Además, la resistencia a la humedad y a las bajas temperaturas son características cruciales, ya que estas bebidas deben conservarse en lugares fríos, y las etiquetas deben mantenerse intactas hasta el final de su consumo para cumplir con las expectativas de los consumidores”, señala Keyse.

Etiquetas resistentes al agua

Para evaluar la resistencia al agua, la ejecutiva de Avery Dennison explica que la prueba frappé es una excelente alternativa, representando la prueba más importante para este mercado, ya que expone el adhesivo a una situación real.

“La etiqueta debe aplicarse a la botella y, después de 24 horas, sumergirse en agua y hielo, a una temperatura de cero a cinco grados centígrados. La estructura debe analizarse cada 15 minutos durante la primera hora y cada 60 minutos durante las siguientes cinco horas. Durante la prueba, la etiqueta no debe desprenderse, formar burbujas ni moverse por la botella. En las etiquetas de alta calidad, al finalizar la prueba, cuando se tira de uno de los bordes, el papel se rasga en pequeñas proporciones solo en esos extremos y queda en la botella la pegatina con la mayor parte de la información, lo que indica su robustez y mantenimiento de sus propiedades originales”, destaca.

Nueva normativa europea sobre vinos

La información es sumamente importante en el mercado del vino, y en este contexto, el etiquetado se convierte en una pieza fundamental para garantizar la seguridad del consumidor. A partir de diciembre de 2023, la Unión Europea exige que los vinos producidos después de este período incluyan nuevos datos en sus etiquetas, como información nutricional, composición de ingredientes y presencia de sustancias alergénicas.

Esta norma es válida para todos los vinos vendidos dentro de la Unión Europea, por lo que las bebidas exportadas al continente europeo también deben cumplirla. Para que las bodegas puedan cumplir con la nueva normativa sin comprometer el diseño de sus empaques al incluir demasiada información, las etiquetas inteligentes están ganando aún más relevancia.

Un ejemplo de esta tendencia es la solución creada por Cellr, impulsada por la plataforma digital atma.io de Avery Dennison, que ofrece “eLabels”, etiquetas electrónicas que permiten a los consumidores acceder a información completa sobre los productos con el simple uso del teléfono móvil. Como la información, según el nuevo estándar, debe estar en un lenguaje fácil de entender para la población, la solución de la plataforma digital Cellr ayuda a cumplir esta normativa mientras mantiene intacto el diseño del producto.

Estas etiquetas incluyen diferentes tipos de disparadores digitales, como códigos UHF RFID, NFC o QR, que pueden ser leídos con un teléfono móvil y dirigir a los consumidores a una plataforma digital. Esta plataforma contiene la información principal de cada producto, gestionada por las bodegas responsables. Esta medida añade, sobre todo, transparencia y experiencias aún más conectadas para los consumidores.

“Si bien es una norma europea, es un punto que ya deben implementar los productores que exportan a estos mercados”, concluyó Keyse.